¿QUIENES SOMOS?

Antes de empezar, permitid que me presente: Me llamo Albert Reverter y junto a mi inseparable compañero de correrías Jordi Galo llevamos unos años poniendo en solfa el mundo de lo paranormal y demás magufadas desde una perspectiva más o menos irónica, cáustica o humorística, como vosotros prefiráis. Y todo, hasta el día de hoy, por amor al arte. 

De un tiempo a esta parte abandonamos nuestro blog primero del Efecto Mcguffin para empezar este, pues a quien esto escribe, como maestro de profesión (y vocación), le llamaba la atención los muchos paralelismos existentes entre lo que denunciábamos en nuestros programas radiofónicos o de podcast (léase homeopatía, curanderos, videntes...) con las movidas que vienen dándose en el terreno de la Educación (así, en mayúsculas) de un tiempo a esta parte. Como el tema me interesaba a nivel personal y profesional, me enfrasqué en la tarea de buscar e indagar cuánta verdad o mentira pudiera hallarse en tantas metodologías diversas que decían tener la solución al temible fracaso escolar. Entre tanta selva educacional, encontré auténticos gurús de la educación (así, en minúsculas) con más paralelismos con la ya casi olvidada Anne Germain que con Maria Montessori; teorías sobre el aprendizaje con tanta base científica como las flores de Bach y, en definitiva, ideas de toda índole con grandes promesas de eficacia pero nula evidencia.

Por dejarlo claro: no estoy contra la innovación educativa en las aulas. De hecho, en todos los años que llevo ejerciendo, y ya son casi 20, no he repetido prácticamente nunca lo mismo en el aula que en anteriores años; cada grupo de niños y niñas, cada nivel con el que he estado me ha impelido a hacer siempre nuevos materiales y tareas diferentes, evitando cuando me ha sido posible el libro de texto y experimentando nuevos enfoques, pero siempre auto evaluando el proceso con el objetivo de mejorar lo ya hecho, algunas veces con buenos resultados y otras veces con nula eficacia. La experiencia, que también cuenta (aunque en ciencia no sea garantía de nada) me ha dado algunas respuestas y muchísimas más dudas de las que tenía al principio cuando empecé en esta profesión. 

¿Conclusiones? Nada en Educación, ni lo que se presenta bajo el manto de lo innovador ni lo que se presenta bajo el aura de lo tradicional, es bueno o malo por pertenecer a cualquiera de esos dos ámbitos. Eso, suponiendo que haya escuelas que sean puramente una cosa u otra (cosa que dudo y que daría para una reflexión mucho más larga y extensa). En todo caso, lo que debería determinar qué de bueno hay en una metodología innovadora o en una tradicional debería ser la evidencia que hayamos recogido de una manera fiable y siguiendo unos estándares adecuados. No nos engañemos: conseguir esto es muy difícil, pues hacer de maestro no es una simple suma de 2+2. Hay implícito en nuestro trabajo algo de arte, un mucho de empatía, y esas son variables, entre otras muchas, que dificultan (como lo hace el efecto placebo en los medicamentos) una evaluación. 

Llegados a este punto, sólo cabe decir que eso tan difícil ya lleva haciéndose desde hace muchos años en diversos lugares del mundo (y no, España no es pionera; de hecho, aún no nos hemos dado por enterados). Y eso también es innovación. Por poner un ejemplo, que debería trascender mucho más en nuestros medios de comunicación, John Hattie, profesor de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, realizó durante 15 años una investigación basada en 800 meta-análisis que han supuesto en total 50.000 estudios en los que intervinieron más de 240 millones de estudiantes en todo el mundo con el objetivo de reconocer los factores más importantes que afectan al rendimiento académico de los alumnos. De estos meta-análisis se pueden sacar conclusiones muy diversas y, en algunos casos, sorprendentes para nuestra manera de pensar generalmente políticamente correcta. A día de hoy Hattie sigue actualizando los resultados junto a su equipo.

Pero ¿a qué engañarnos? Nuestros medios de comunicación nacionales son más dados a dar noticias sobre educación (así, en minúsculas) sobre gurús y sus diversas y a veces disparatadas filosofías, cuando no están cantando las excelencias de diversas escuelas con éxitos arrolladores debido a sus metodologías revolucionarias (sin decir la mayoría de las veces que son privadas y la matrícula en ellas es de no menos de 400 euros al mes, cuando no más, provocando una selección de alumnado de entrada que anula cualquier posibilidad de tomarla como referencia de nada más que de sí mismas).

Hay innovadores e innovaciones a lo largo de la historia que han cambiado para bien este viejo oficio y otros que, tanto en el pasado como en el presente, sólo han liado la madeja en base a intereses personales, económicos, ideológicos o de simple ignorancia. Hay reaccionarios que entienden el pasado como aquel lugar del tiempo donde todo era y fue mejor, obviando el simple hecho de que eso en general no es así ni en medicina, ni tampoco en educación. 

Creo sinceramente que en el tira y afloja de unos y otros hemos aprendido y sacado buenas prácticas de todos ellos, hemos ido desechando las pésimas o directamente nocivas para nuestros alumnos (al menos, las peores de ellas, como el castigo físico, tan anclada en nuestra sociedad en su momento) y que la discusión y el debate sobre esta cuestión, la educativa,  nunca va a acabar (ni debe acabarse, por los beneficios que comporta). Ahora bien, sería recomendable hablar desde la evidencia, con sus correspondientes datos, para argumentar más que para defender posiciones desde una perspectiva irracional.

O lo que vendría a ser discutir sobre Educación con educación.

4 comentarios:

  1. Gracias por vuestro blog , chicos . Me habéis ayudado mucho en un momento como docente en que me estaba empezando à desbordar . Puedo hacer referencia en mi blog à este vuestro ? . Estoy empezando con él como un espacio de reflexión personal sobre mi práctica docente y gracias à vuestros artículos he conocido el trabajo de Hattie , que estoy disfrutando muchísimo . Sólo quería agradeceros la oportunidad de leeros , y de basar en datos cíentificos nuestro quehacer , en esta época de gurús y metodologías milagro que han acabado casi por completo con mis energías ! .

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  2. Por supuesto Esther, tómate la libertad de referenciar todo cuanto quieras de nuestro humilde blog. Al mismo tiempo tiempo no desfallezcas en tu defensa de lo que entiendes por educación y no dejes que nadie te agote tus energías en esta tarea. Quizás tengan más medios y griten más pero siguen siendo simples buhoneros vendedores de crecepelos milagrosos (¡y puedo dar fe que no funcionan!)

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  3. En tiempos de coronavirus, de búsqueda de vacunas mágicas y de soluciones en forma de píldoras de formación exprés, encontrar este blog me produce un efecto contrapunto, y de alivio, que me ayuda, e invita, a seguir buscándome como docente. Gracias compañeros.

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